sábado, 23 de mayo de 2009

ARTICULO EN GRECIA:EL DIVINO FRACASO


Grecia. Revista de Literatura. Año II, nº 8, 1 de febrero de 1919, Sevilla, c/ Amparo, 20.
Director: Isaac del Vando Villar Redactor-Jefe: Adriano del Valle.

"EL DIVINO FRACASO"
Siempre que miro a la luna me acuerdo de Rafael Cansinos: Esta rara y elevada coincidencia tiene su fundamento, en que bien mirada la obra de Cansinos, está toda ella bajo la égida de los suntuosos plenilunios de oro.
Como un Buda sentado sobre un pedestal marmóreo, así me han sorprendido los primeros rayos de luz de la mañana sentado sobre mi frío tálamo de hombre célibe, leyendo las últimas páginas de "El Divino Fracaso". Y en esa serena actitud, oh maestro fraterno, he querido glosarte y prodigar a tu libro mi más fervoroso y entusiasta ¡Hosanna!; pero he aquí, que un frío que me hacía recordar mi triste juventud de bohemio me ha hecho saltar del lecho precipitadamente. He levantado los visillos de mi ventana y he visto cómo el sol empieza a descorrer las cortinas de nieblas, y henchido de optimismo le he dicho:
- ¡Oh, sol, que eres dulce como la caricia de una madre!
Después, he buscado las orillas del "río de la infancia", donde las blancas gaviotas navegan y revolotean posesas de una alegría inefable. En la dorada cúpula de la Torre del Oro una cigüeña, con su cuello enroscado en el pararrayos, parece una serpiente terrible. Las sirenas de los grandes buques se dejan sentir de vez en vez con unos zumbidos desgarradores y broncos hasta perderse en la bruma las embarcaciones.
Heme aquí, en la glorieta de las "Delicias viejas"; en mi derredor el paisaje no puede ser más bello y exuberante; en los naranjos, todavía hay naranjas de oro; en las palmeras, con la brisa matinal, las palmas se agitan como alas de arcángeles; las esculturas romanas, vistas entre las hojas del del boscaje, parecen elfos vivientes y propicios, y el sol, que me inunda y me abrasa, oh, sol, que eres dulce como la caricia de una madre.
***
"El Divino Fracaso" es un templo donde las imágenes más bellas aparecen revestidas de la pompa majestuosa con que el cálamo de oro de Cansinos sabe ornarlas, como un artífice del Renacimiento italiano; es, sin duda, la narración más sincera y conmovedora, donde refleja el concepto del espíritu de los hombres y de las cosas, la vida de los artistas bohemios en los divanes de los cafés; pero más que nada, es una autobiografía, donde algunas veces asoman reproches dulces que nos hacen llorar amargamente a los que sentimos y amamos el arte de este Sacerdote de Normas.
He aquí, que una noche quiere probar la resistencia de sus discípulos y adopta ante ellos una actitud de mercader, pero los poetas le increpan y persisten en rimar con lágrimas sus versos y en tener por único abrigo sus luengas guedejas bohemias. El Maestro reconoce lo justo de sus anhelos y ríe enigmáticamente, diciéndoles: "Sólo he querido probaros". Y en su alma florece un gozo que le recompensa.
En el "Divino Fracaso" se inicia la curva prodigiosa de "Ultraísmo" donde seguramente con el prestigio de su magia nos llevará a todos sus discípulos para iniciarnos en el Nuevo Arte del cual es Cansinos el Gran Sacerdote y está revestido litúrgicamente con su mitra azul y bien ceñida su alba por el cíngulo lírico de los grandes martirios; él derramará sobre nuestras cabezas su copa de fluidez que tiene la virtud de rejuvenecernos, de hacernos gratos ante las vírgenes locas y los efebos barbilindos.
***
¡Oh la jaula de oro del estilo incomparable de Cansinos!
Porque algún día, entre los hombres que son tus hermanos, florecerás como una primavera bajo los arcos de las acacias en flor y con tus manos líricas tocarás las estrellas doradas que te son fraternales.
Porque algún día, oh tú que eres divino y sencillo como David, una sevillana de ojos negros te reconocerá como a un verdadero Dios diciéndote: Evohé, Evohé, Evohé.
ISAAC DEL VANDO-VILLAR

Copia literal extraída de la citada Revista y número indicado, págs. 15.

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